miércoles, 29 de diciembre de 2010

and a misterioso new year...



2010 2010 2010... resuena y llama.
No sé cómo resumir el balance de experiencias del año. Ha tenido grandes momentos, me ha enseñado cosas increíbles, pero creo que si tuviera que definir en una expresión lo que éste año me ha dado la expresión más adecuada sería... una de cal y una de arena.
Enero: Un mes casi perfecto, en el que yo aún no era consciente de muchas cosas. Puntuación: 9
Febrero: En este mes empiezo a darme cuenta de ciertos aspectos que se revolucionan a un ritmo alarmante. Puntuación: 6
Marzo: La enfermedad de mi abuela se encuentra en un estado muy avanzado, tengo enfados con gente importante, me planteo cosas que nunca habría pensado. Puntuación: 6
Abril: Un mes que supera el 6, se solucionan varios de los problemas del anterior, experiencias extrañas y nuevas, alguien me anuncia que se va y se me aplica mi castigo eterno ¬¬ Puntuación: 7
Mayo: Un mes francamente deprimente, ya he decido que cambiaré de bachillerato y estoy asqueada en mi situación actual, esperamos lo peor, alguien se pone muy idiota, me preocupo por lo que va a pasar. Puntuación: 3
Junio: Muere mi abuela, eso ya de por sí es un gran suspenso, quien estaba idiota se vuelve gilipollas. Él se va. Dan las notas, no son malas, con ello empiezan las vacaciones, recuerdo confusión. 3 días de retiro en Alpedrete. Puntuación: 1
Julio: Lo recuerdo como un mes de confusión interior, me voy a Noja, una de las mejores vacaciones de mi vida. Crucero, lo paso bien, aprendo mucho, pero estoy deseando bajarme de ese barco para no seguir complicándome la vida. Cambios de opinión que duelen. Puntuación: 8
Agosto: Enterramos a mi abuela, (sus cenizas) Un ambiente de fin de semana deprimente, queda poco para empezar el curso, tengo miedo de volver a verle, pero vuelve y de paso me doy cuenta de mi situación. Puntuación: 6
Septiembre: Cuido de mis primas durante 15 días, él vuelve, pero al principio es como si no lo hiciera, muchos cambios incómodos, empieza el curso, interesante, pero en un ambiente agobiante, mi tía se casa, gran bronca, desvinculación completa con un gilipollas. Puntuación: 4
Octubre: Aparentemente todo es normal, pero la verdad es que sólo hacia fuera. sin embargo, no es un mal mes, fines de semana interesantes, quebraderos de cabeza. Puntuación: 7
Noviembre: Empiezan a solucionarse ciertos aspectos, sueños intranquilos, pero un mes bastante bueno en resumen. Puntuación: 8
Diciembre: Primera vez que salgo con el Palomo. Un mes muy divertido, sólo un inconveniente con el gilipollas. En resumen un mes interesante aunque con jaquecas. Puntuación: 9

Media anual: Mi última actitud hace que vea las cosas de un modo más positivo de lo habitual, sin embargo, no puedo dejar de lado muchas cosas. Puntuación: 5, 16.
Un aprobado muy justito, aunque aprobado al fin y al cabo. NO, no repitiría este año mil millones de veces, al menos no todos sus aspectos, aunque doy millones de gracias a todos los que lo han hecho mejor =)
Sé que sera un año mejor que el 2009 pero peor que el 2011.
And a misterious new year!
y YA! que me pongo ñoña y Valentín me pega. (saludos pichoncín.)

domingo, 12 de diciembre de 2010

Comprendes?

Puedes dudar de...

Tu nombre La comida vasca
Mi nombre La exactitud de las matemáticas.
Tus principios Mis torpezas
Mis principios La inmortalidad de Sifu
El Heliocentrismo Todo lo que ves
El tiempo La existencia del Holocausto (aunque mejor no)
Lo escrito El oráculo de Delfos
Los instintos La luz
Lo verdadero La gripe A, B, C, D y F
La muerte Tu existencia
El nacimiento mi existencia...

Pero tienes completamente prohibido dudar de...
comprendes?

miércoles, 20 de octubre de 2010

Frío




Todo es absoluta, completa y jodidamente perfecto. Pero no puedo con ello.
Hoy me han enseñado una pequeña luz de manera involuntaria. Puede que sea un poco Lili.
Y creo que Lili es estúpida.
Frío. Cuando hace frío se entumecen las manos, y cuesta escribir, se enfrían las orejas y la nariz, y cuesta hasta respirar, se congela el culo, y no se siente. Entonces llegar al instituto puede resultar hasta agradable, siempre claro que haya calefacción, cosa que este año no ocurre en el mismo. Pero, cuando ya estamos calentitos y reposados, queremos salir de allí, a toda costa. Es aburrido, es agobiante, es repetitivo, la voluntad se convierte en necesidad. Salimos de allí, y a la mañana siguiente, tres cuartos de lo mismo. Frío, calor, agobio, fuera.
Luego está el atender, si no atiendes y luego estudias, bien, aunque sabes que habría sido más fácil trabajar desde el principio.
Si atiendes, te aburres, a no ser, que la clase sea interesante. Y DIOS SANTO como cuesta encontrar una clase interesante.
Luego queda un aliciente más, ese molesto sujeto al que no soportas, ese profesor toca pelotas que se ha empeñado en que este curso te vas a joder... y lo mejor es que lo consigue. Porque tiene un gran poder. Puede que le atraigas, o que te guarde rencor a ti o a tu madre por algo, el caso es amigo, que estás jodido.
En definitiva. El instituto es un sitio de torturas, un calienta culos, calienta manos, calienta narices, pero eso también lo es nuestra casa.
Sin embargo, en esta enorme metáfora, siento que el instituto es una enorme droga para mí. Sé que podría vivir en casa, tranquila, calentita, y sin necesidad de salir al frío para ir al instituto, pero, por algún motivo (Me cago en la mierda!) no puedo... y parece ser que esa es una condena que dura muchos años. O una bendición.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Consecuencias



Toda decisión, por nimia que parezca, conlleva una consecuencia, el abandono de una posibilidad, la apertura de un camino y la clausura de otras puertas.
Da miedo, pero puede que de más miedo no tomarla.
Tiene razón,voy a cometer una estupidez, es un error, pero sería más erróneo no cometerla.

Saltar a una piscina sin agua.

El bombín lleva un tiempo pidiéndome vacaciones, o me dejan descansar o me las tomaré yo misma.

Caer por un precipicio... sin red.

jueves, 17 de junio de 2010

Querida nuestra



Hoy no intentaré ser ingeniosa, no copiaré poesías brillantes, ni compondré las mías propias, ni siquiera hare una recopilación de frases elocuentes de películas americanas. No.
Hoy sólo quiero rendirte homenaje.
Un corazón incansable. Luchar y vencer, pensar en levantarse cuando aún no ha terminado de caer, llorar con un cojín en la cara, que no te oigan, ante todo que ellos no te oigan, son tus niños. Los principales. Pero hay otros, cientos de ellos, pequeñas vidas a tu cargo. Decidiste trinfar en la vida, tomándote cada obstáculo como un reto, cada minuto como una bendición. Alargando la risa, dilatando el tiempo, resolviendo aporías, viviendo el momento.
Miles de lecciones, tantas veces repetidas, hasta la saciedad, hasta que te llamáramos pesada, hasta que entendiésemos la perfección de la idea que abarcaban.

-No sólo hay que ser decente, también hay que parecerlo.
-A tomar por culo el caviar, un par de huevos, arroz y plátano frito.
-Si vales, lo conseguirás sin duda. Si no vales, esfuérzate para parecerlo.
-Encantadora, elegante y arreglada hasta para ir a comprar el pan.
-Se vive mejor en la ignorancia, si es que a eso se le puede llamar vida.
-Da igual quién sepa qué, el mundo es lo suficientemente hipócrita para que parezca que todo el mundo sabe absolutamente de todo.
-Ver, oír, recordar, silencio.
-estudia lo que te guste, trabaja en lo que puedas.
-coño carajo puñeta... ¡Al jinojo!

OH ESTÚPIDA! aún le quedaban muchas cosas por hacer ¡ignorante!

Enséñanos a seguir, ayúdame a conseguir tus objetivos, parecemos IMBÉCILES, un par de meses, y todo por lo que luchó lo estamos enterrando en la mierda.

Quererte fue extraordinariamente fácil.
Olvidarte será absolutamente imposible.

lunes, 31 de mayo de 2010

yo también fui Calamar





Tenemos en el Gobierno
a la ministra Bibiana,
prodigio de ser moderno,
lista, valiente y lozana.

Aunque joven, la ministra
ya tiene descubrimientos
que a la ciencia le administra
con sagaces fundamentos.

Vio que en lo gramatical
no es miembro sino que es miembra,
al discurrir, ¡qué genial!
que ella no es hembro, que es hembra.

Su postrer descubrimiento
lo ha logrado en biología,
donde casi es un portento
y ha puesto la ciencia al día.

Alguien micrófono en mano
le preguntó intempestivo:
-¿Es el feto un ser humano?
-¡No señor, es un ser vivo!

¡Olé el saber y la gracia!
¡Loor a su inteligencia!
¡Cómo evita la falacia!
¡Qué agudeza, qué sapiencia!

Mas no quiso precisar
el género ni la especie;
¿es un pez, un calamar,
algún bicho que se precie?

¿Un alienígena verde
con pintas de ser marciano?;
¿un lagarto que hasta muerde?;
¿un bicho que no es humano...?

Ella le deja a la ciencia
clasificar al bichejo
(que de pronto y con prudencia,
¿tendrá aspecto de conejo?)

Poco importa el aclarar
si es un mochuelo o perdiz,
lo que importa es evitar
que se instale en la matriz.



Mientras pide a la genética
el informe respectivo,
deja muy libre a la ética
de cazarlo muerto o vivo.

Y si alguna adolescente
piensa que tiene un bichito,
sin decírselo a su gente
puede darle el finiquito.

Tal como el asunto amaga,
no se trata de abortar:
es evitar que una plaga
se acabe por implantar.

Esto aplaca la conciencia;
tal cosa ya no es matar,
más seguro es que la ciencia,
llame al asunto ¡cazar!

Preguntarán las mujeres
al padre de su embarazo:
¿Un bicho así, tú lo quieres
o lo cazamos al lazo?

La mujer dirá al marido:
te recuerdo que eras bicho;
no me seas presumido;
doña Bibiana lo ha dicho.

Y si no quieres pensar
porque no te dé la gana,
que hasta fuiste calamar,
protesta a doña Bibiana.

Mas si tuviera Bibiana
un ser vivo en su matriz
(un potrillo, una curiana)
¿cazarlo la hará feliz?

Cuando Aído fue un bichito,
sus padres, -los naturales,
lo dejaron tranquilito;
¡qué amor por los animales!

¡Para ministro se nombra
aquí, al más animal;
da lo mismo hombre u hombra,
antropoide o marsupial!

domingo, 30 de mayo de 2010

El viaje de mi vida


Llevaba dos minutos en Santo Domingo, bajo las persistentes advertencias preocupadas de mi padre, cuando ya había decidido que aquella no sería mi última visita. En el trayecto, en autobús, camino del hotel, no llegué a reparar en el frío que hacía dentro. Abstraída por completo en el paisaje de fuera, observando todo aquello, que resultaba tan nuevo para mí. A ambos lados de la carretera, paralelamente, bajo ninguna regla o estructura, se situaban las viviendas, contrastando, los barrios más pobres, dónde todas las casas eran similares a cualquier chabola, todas ellas sin excepción, con mensajes bíblicos y de salvación; contra los ricos barrios mucho menos abundantes, en los que se concentraba toda la riqueza del país, mansiones, sobrecargadas. Mi padre decidió que eran horteras. La selva era una maraña incomprensible de árboles que se retorcían y estiraban, pugnando por llegar más alto que los demás para conseguir ese preciado rayo de Sol. Al principio me llamo la atención ver tantas motos, y sobre todo, a tanta gente en cada moto, llegué a ver a cinco personas en una scooter, pero poco a poco a lo largo del viaje me fui acostumbrando, ya que no se veía otra cosa, posiblemente me habría sorprendido más ver algún coche. Estaba horrorizada por toda la pobreza que había a mi alrededor, pero fascinada a la vez… Al llegar al hotel, y tras intentar entendernos con nuestras relaciones públicas, fuimos a la habitación a dejar las tres maletas y deshacer el equipaje. Acto seguido mi padre se echó sobre la cama y yo salí a “investigar”, paseé de arriba abajo por todo el hotel, y después bajé a la playa, la cual, poco más tarde me enteraría que era privada del mismo hotel. Aunque estaba bastante cansada no tenía tiempo de descansar, o al menos me negaba a tenerlo. En un descuido del vigilante escalé con cautela un pequeño montículo de rocas sedimentadas, y fui a parar a una pequeña cala, vacía por completo, que se inundaba con el paso de la marea. Estuve un rato largo allí, recogiendo conchas y cosas curiosas que encontraba en la arena. No sé exactamente cuánto tiempo estuve allí, parecía que las incansables manecillas del reloj se hubieran detenido para dejarme aquel pequeño espacio para mí, para pensar. Y lo cierto es que tenía muchas cosas en las que pensar… Una próxima boda de mi madre y un novio al que llevaba tres semanas sin ver… Decidí que debía llamar a éste último al llegar al hotel. Y perdida en mis cavilaciones estaba cuando por la parte derecha de la cala, absolutamente aislada y arrinconada por las rocas; apareció una pequeña barca, digna de llamarse patera, con un único tripulante y un motor que habría destrozado los sueños de cualquier ingeniero. Pensé que pasaría de largo, pero para mi fastidio, se dirigió a la orilla de mi querido refugio. De la barca desembarcó un chico joven, que al principio no reparó en mi presencia, agazapada como estaba ahora, atenta ante aquella visita inesperada. Ató la embarcación a una roca con un cabo un tanto desgastado, y se sentó en la arena, tal y como había estado yo dos minutos antes, observando todo y nada desde allí. No sabía quién era, y aunque su visita me había irritado enormemente, preferí marcharme de allí, antes de que me viera. Traté de incorporarme y largarme por donde había venido, pero haciendo gala de mis habilidades, pisé una zona resbaladiza de roca y caí de espaldas. Golpeándome en la cabeza con una roca de pequeño tamaño. Lo último que recuerdo antes de perder la conciencia es ver al joven dando un brinco al oír mi grito, sacar una especie de cuchillo oxidado… y venir hacia mí.
Me desperté dos horas más tarde, o al menos eso me dijo Dani. El nombre, que más tarde descubriría poseía el joven de la playa. Lo veía todo borroso, todo se movía… mucho. Me entraron ganas de vomitar, pero no me atreví. Analicé la expresión del chico que me miraba asustado. Aún no quise hablar, sentí miedo, y no supe porqué. Sus ojos, de un color chocolate no me inspiraban la confianza esperada en unos ojos tan cálidos.
¿Te encuentras bien?- me preguntó, y la carne se me puso de gallina nuevamente.- Te has dado un buen golpe…- continuó al ver que yo no respondía.- Me… me llamo Daniel. ¿Qué hacías aquí? O mejor aún… ¿cómo has llegado?
- Por la pared…-titubeé. Sus modales empezaron a tranquilizarme, un poco…- Yo soy Tania…-intenté incorporarme, pero él me retuvo.
- ¿No pensaras salir de nuevo por esa pared, verdad? Ya me he llevado un buen susto, no estoy acostumbrado a cuidar a señoritas que se rompen la cabeza.- sonrió burlón.- Vamos te llevaré en mi barca.
Me horroricé al recordar el aparato, la alternativa de atravesar un par de kilómetros infestados de tiburones a nado me atraía bastante más, no obstante, no tenía fuerzas para discutir, menos aún para evitar que me llevara a su barca. Al embarcar ya empecé a notar la escasa estabilidad que se intuía desde fuera. El chico empujó enérgicamente la “patera” conmigo dentro incluida, y me encontré flotando sobre el mar al albedrío de un completo desconocido. El aire me golpeaba la cara casi con violencia, pero lo agradecí porque a la vez me iba despejando. Cuando llevaba aproximadamente cinco minutos en la barca me di cuenta de que no le había dicho en qué hotel me alojaba, pero sin embargo cuando el ritmo empezó a disminuir distinguí perfectamente la playa privada de mi hotel. Me ayudó a bajar al llegar a la orilla, y me acompañó hasta la puerta del hotel.
-¿Seguro que estás bien?- inquirió.
-Sí gracias por todo…- había terminado por coger confianza él, aunque me seguía extrañando su hospitalidad.- ¿puedo agradecértelo de algún modo?- no había terminado de decir la frase cuando me arrepintiera de haberla dicho. Su respuesta tampoco me tranquilizó demasiado:
-¿Vas a estar aquí mucho tiempo?
- Una semana, vine con mi padre…
- Una semana es bastante tiempo… no sé si tienes algo planeado pero… vivo a media hora en barca de la playa, si quieres podría venir a buscarte mañana y enseñarte un poco el sitio.- ¿Así sin más? Sencillamente no me creía que acabara de conocerme y me ofreciera una visita turística. Tenía que haber una intención oculta… Debió de advertir mi cambio de expresión y se apresuró a añadir: - Tu padre también podría venir claro, tengo sitio de sobra en la barca.- Ahora sí que me había matado… decidí consultarlo.
- Tengo que hablarlo con él.- Así lo hice. Aunque no terminaba de fiarme del todo del tal Dani, la expectativa de una excursión me atraía más que la de aprenderme el hotel. Tras contarle a mi padre la historia, y después de la quincuagésima revisión de daños; Decidió por los dos que nos íbamos en la lanchita. Tanta determinación se esfumó al día siguiente en cuanto vio donde teníamos que montar. Sin embargo no rechistó y simplemente se agarró como casi con fiereza a la balsa. En realidad mi padre siempre había odiado los barcos, aquella escena debía encabezar con mucho su lista de temores más profundos. El viaje se me pasó en un suspiró. Hablando con Dani, el cual, me iba explicando que era todo lo que veía a mi alrededor. Al llegar a nuestro destino Dani y yo saltamos al agua para empujar la barca a la orilla, donde mi padre bajó presuroso, y no besó el suelo porque tenía una pinta un poco rara. Cuando pude pararme realmente a contemplar todo aquello. Ya no tenía ninguna clase de desconfianza, era increíble con qué rapidez me había acogido aquel lugar. Recorrí con los ojos una enorme playa de arena blanca y agua cristalina, con un trazo curvo únicamente interrumpido por la silueta de algunas palmeras. Pero más aún me llamo la atención lo que veía adentrándome en la isla, aquello parecía el corazón de una selva, de hecho, se podía decir que lo era. Y allí, entre aquel exquisito paisaje, decenas de niños y niñas, personas adultas, animales… Cada uno con sus quehaceres. Me maravillé, no podía ver una sola cara que careciera de una sonrisa de oreja a oreja, todos parecían tan exentos de problemas, aún cuando vivían en lo que cualquiera podría denominar pobreza, tan felices… De pronto me vi rodeada por un batallón de niños que corrían histéricos detrás de otro que iba galopando sobre un pequeño caballo.
-Mis hermanos- dijo Dani sin disimular una sonrisa.
-¿Todos ellos? ¡Debía haber más de treinta niños!- me asusté.
- No en un sentido literal. Todos los que vivimos aquí somos como una enorme familia, por eso los llamo así.- asentí más convencida.- Sígueme, tu padre ya se ha integrado por lo visto…- miré hacia todas partes buscando a mi, completamente olvidado, progenitor, y para mi sorpresa lo encontré sentado en un círculo con un montón de personas desconocidas bebiendo algo de dudosa calificación. Seguí pues a Dani, me presentó a todos y cada uno de los componentes de su “familia” los cuales parecían conocerme de toda la vida, me llevó después bosque a través hundiéndonos en la vegetación, en realidad ya no tenía ninguna clase de miedo. Llegado un punto comencé a oír lo que parecía, y era, el choque de una enorme corriente de agua, no tardé en vislumbrar la enorme cascada que descendía con violencia no muy lejos de la orilla, y luego sin duda iba a parar al mar. Perdí de vista un segundo a mi guía y justo después me di cuenta de que estaba casi a la mitad de la altura de la cascada a unos treinta metros sobre el suelo dispuesto a salta al agua. Pensé que se había vuelto loco, incluso me asusté, pero cuando se tiró no parecía tener ningún miedo así que presupuse que aquello era parte de su rutina diaria. Me invitó a entrar y no se lo hice repetir, llevaba el bikini debajo, previsora como siempre, y me tiré al agua. Nos tiramos nuevamente, aunque desde algunos niveles más bajos, y no con la misma rapidez. Él me acompañaba con infinita paciencia. Después volvimos a la pequeña aldea a comer, arroz con frijoles. Nos sentamos en la mesa de los niños, y por vez primera aquello no me sonrojo. Todos eran muy dulces y alegres, no paraban de hacerme preguntas sobre mi país, prometiéndose que algún día irían a visitarme. Tras la comida fuimos con sus “hermanos” a jugar a la playa, y pensé que una rutina así debía ser agotadora, pero sin embargo ninguno de ellos mostraba signos de cansancio; al contrario, rezumaban energía. Mientras observaba como Dani jugaba con ellos, tratándolos más como si fueran sus hijos que sus hermanos, me di cuenta de que la pobreza que tanto asustaba a la gente, que en tan precarias situaciones nos hacía ver al mundo, no era tal, cierto era que no tenían muchos recursos, que había mucha más gente más pobre que ellos, pero a la vez, existía una porción de humanidad mucho más pequeña que poseía la misma riqueza que ellos. El día se me hizo muy corto. Y cayó la noche; cuando mi padre estaba ya un poco perjudicado, Yo estaba casi exhausta, y todos los demás parecían acabar de levantarse de su cama. Sin embargo, no había acabado, Dani me llevó a dar un paseo por la playa, sólo con él. Durante un rato de silencio en el paseo me dio tiempo a acordarme de un novio al que había ignorado por completo. Casi me sentí culpable, sentía algo, pero sabía que era puramente agradecimiento, un agradecimiento gigante, pero sólo eso. Sin embargo, cuando paramos y se acercó a mí peligrosamente no me aparté, no por obligación, ni siquiera por resignación o miedo, sino sencillamente porque… me apetecía. Nos llevó de vuelta al hotel con una canción ebria de fondo. Volvió a buscarnos dos y tres días después, cuando no trabajaba en el mar. Cuando llegó el día de regresar era oficial, estaba enamorada, de aquello. Todos los problemas que había meditado en la cala parecían estúpidos. Estaban casi todos en el aeropuerto, como cualquier familia que va a despedirse. Los niños, que habían empezado dándome pena, y terminado dándome envidia. Antes de embarcar Dani me llevó a un lugar apartado y dio una concha en forma de ala de ángel, parecía más bien un hueso, pero era preciosa. “Se te debió romper al bajar, gracias” aún hoy la tengo, pero no entendí nunca qué me agradeció. De hecho mire, la llevo en la mochila, la que llevo como único equipaje para volver a realizar el viaje de mi vida.